hasta los huesos

Empalagado de palabras
el mundo,
las mujeres y las autopistas
cansadas de tanto ruido.

Por eso he decidido
deshacerme de quizás
llenarme de ojos dulces.
Por eso he aprendido
a callar el gusto ácido
de las preguntas sin regreso.

Así, la elocuencia:
asentir con todo el cuerpo.

Así, la certeza:
desamar hasta los huesos.

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